lunes, 3 de marzo de 2014

Guerra

La vida humana, la vida misma,..
vale tanto, tanto,..

Nada hay que justifique el eclipsar una vida,..
voluntariamente,..

El alma reside en nuestro cuerpo,..
hasta el fin de los suspiros,..
hasta el fin de la vigilia,..

Podremos tronchar a su voz,…
el acallarla,..
mas no a su esencia,..

Esta permea como en un solo cuerpo,..
en todos nosotros,..
es el rasgo claro de nuestra divinidad,..
nunca se acaba,..
mientras haya humanidad,..
habrá presencia,..

¿Qué gano con mi fuerza?,..
¿el someter?, ¿el conjurar?,.., ¿el abatir?,..
¿será justicia?,..

En la muerte del enemigo no hay nada de justicia,..
más bien es una condena,..

Es un derrumbe de miles de años por un barranco,..

La sangre del inocente nunca se lava, con más sangre,…

Tan sólo el más puro amor,…
el más cristalino,.., puede salvarnos,..

Rescatarnos de esa miseria moral, del odio y del rencor,..
encubierto como justicia,..

Cuando aniquilo a mi enemigo con la fuerza,..
la razón ya no está en ninguna parte,..
y el alma es algo insubstancial, inexistente,..
solo puedo ver ojos enrojecidos con la sangre,..

Divina Luz, esencia divina, Dios, Fuerza Cósmica, Cristo,…
seres de Luz,..

¡Salvad al Género Humano de tanta barbarie, tanta locura!,…