jueves, 23 de abril de 2015

Novela (8a entrega)

Si era muy cierta la observación que una persona le había hecho acerca de la hipertecnología moderna, que lograba tantas cosas, podía tener la capacidad de colocar a un ser humano en algún lejano mundo de la tierra, pero que no podía erradicar (el humano), la hambruna en alguna región olvidada del planeta, y que la comunicación humana, cara a cara, se había perdido, que esta ya no existía; los buenos días, los buenas tardes, ya no mas; los individuos, como seres aislados, como “islas”, cada quien en “sus cosas”, a nadie más interesaba, el “valor” es unipersonal, muy propio, a nadie más interesa, el ser humano moderno tiene que vivir bajo esa premisa, “so” pretexto de que “sucumba” en un lejano lugar, proscrito de la “compañía”, que en su horizonte actual no sería más que un teatro de observadores, viendo como este se consume y se pierde (suspiros compartidos); erradicando la “conjugación”, la “compañía”, la “dependencia” de otro ser humano, alentar un sentido exagerado de la independencia, la individualidad, el libre albedrío, el ser humano tendría que encontrar sus propias “motivaciones”, sus propios motores; por ello la rabia, el coraje que se debía tener, para autodefenderse de la intromisión, del “bulling” en todas sus formas y personajes, los cotidianos, los cercanos, su entorno social, su comunidad, o su país, el individúo sólo era un dato, una cifra de valor para las estadísticas, tantos “likes”, tanto de “rating”, tasas de…. (infinidad de variables…), y no es que no sirvieran estos datos, que fuesen innecesarios, invaluables para planificar, para “ponderar”; pero detrás de ellos, el triste “individuo” se habría perdido, no importaba, era sólo un dato, una cifra más; “tantos feminicidios en México”, “tantos muertos por hambruna en algún país X”, etc., etc. y lo grave habría sido el que como individuos, ya nos acostumbrábamos a que esto es algo “normal”, “cotidiano”, lo que “debe de ser”, en estos tiempos modernos, y que ello obedece a un designio, un destino, profecía, el apocalipsis; grandioso “abono” para proseguir con la deshumanización, con la degradación humana en todas sus formas. La sociedad humana se sabe desde su origen, que nos convierte de “licántropos” seres, tal como lo definía en su gran aporte del Lobo estepario, de Herman Hesse, a seres conjugados; nos requerimos, nos necesitamos, nos ocupamos; y de Facebook ese es su gran éxito, “pretende”, “salvar” los escollos del aislamiento unipersonal, colocando al ser humano en ese punto (de aislamiento autoinferido, autoimpuesto o consecuente) en relación “cara a cara”, la foto, o las, viene a substituir la proximidad, el “estress” que me provoca el dialogo, la mayéutica, la autodefensa que debo ejercer de mis preceptos, la justificación de mis errores, de mis planes, de mis hechos, mis acciones, mis proyectos; en el Face, no faltara un “like”, alguien que esté de acuerdo con mi proceder, cualquiera que este sea. ¿Es el medio el que “falla”, el que provoca el aislamiento, la separación, la división humana?, Yoltic veía o recordaba que muchas veces, en el fracaso de la relación humana, se habría querido culpabilizar a terceros de la “falla” de dicha relación, por ejemplo de los padres y los hijos, habiendo una contraparte, se dice: “es que la culpa la tiene fulanito(a), de que se hubiere extraviado tal,…”, es pretender evitar ver que la responsabilidad de la incomunicación humana priva en los individuos que la dejaron caer, que no la cuidaron y en algunos casos, del “mayor”, el padre o madre, para con sus hijos, aunque muchas veces, ellos (las victimas) también “abonan”, para que dicha comunicación se fracture, de hecho es un excelente “germen” a su disociación, su rebeldía, cuenta entonces con una “bandera”, motivación para que ella persista, la consabida frase: “ustedes tuvieron la culpa,…”. Yoltic veía entonces que la responsabilidad de la comunicación humana era de la sociedad en su conjunto, los individuos tendrían que conjugarse para “gestarla”, para “defenderla” como un derecho propio, inalienable, que como la etapa de la prohibición en USA, que se pretendía “evitar” el alcoholismo, evitando su comercio, provocó un desarrollo enorme de grandes fortunas a la “sombra” de la delincuencia que lo comercializaba; que el gobierno de aquel entonces y el sistema legal estaban alineados a esta “causa”, pretender erradicar el alcohol y sus efectos, donde sólo estaban atacando el “objeto” pero para nada las causas “inmanentes”, de fondo, de toda esta dinámica social y correlacionando esto mismo, mucha de la legislación busca, hoy en día, en muchos países, sino que es la mayoría, ser “punitiva”, busca enfocarse en el “delincuente”, capturarlo, juzgarlo y castigarlo (creyendo que eso “inhibirá” las tasas de,..); evadiendo como estado, la responsabilidad de encontrar y resolver las causas inmanentes (valores, educación, desarrollo de la cultura, asistencia médica, empleo), es más económico construir cárceles y además es un gran negocio, la “justicia”, como sociedad no se busca como prioridad determinar las causas que “provocaron” o “abonaron” para que esta “desviación” (sociopatía, criminalidad, etc) se de. Se repite la pregunta: ¿acaso hay intereses aviesos ocultos para la posible corrupción, la dádiva, el “cochupo” se pueda dar, poder comercializar con la “justicia”? pensar, que mientras haya un delito, hay “posibilidades” de dinero (en México se dice con burla o ironía: “ponerse la del Puebla”). Facebook no rompe o fractura la comunicación, los paradigmas, Yoltic se habría dado cuenta que antes de, el ya era un ser aislado, que Facebook no provoco en absoluto su aislamiento y que más bien gracias a su apertura, se habría encontrado de muchas maneras: autodefinición, catarsis, “rescate de sus valores”, comunicación humana en síntesis; misma que a su alrededor, por diversas razones (atribuibles a él o a terceros) ya se habrían roto o no habían existido en realidad.

Este era el estado de análisis a que su búsqueda le había llevado, Yoltic, ya tenía una visión más abierta de este fenómeno mediático, llamado Facebook.