jueves, 9 de julio de 2015

Ya es tiempo,...

Si, pareciera que por fin ya he vaciado la palestra,..
el tintero de mi pluma tormentosa,..., parece que se agota,...

He bregado por tantos espacios, recovecos,...
he transitado por tantos sitios y lugares,...

Adentro, remontando a mis años, enfrentando algunos fantasmas reincidentes,...

Y que se habían aposentado debajo de mi cama y que como una muerte anunciada,...
ese fantasma, me paraliza, y logra presentarse, en mis pesadillas sublimes más aviesas,...
y que se aposentaba en mi pecho y no podía moverme,...
tampoco respirar, y con mi cuerpo todo quieto, tenso, rígido, como un resorte contenido,...

Por fin ahora ya vengo,..., vengo a reconciliarme con mi vida, con mi espacio, conmigo mismo,...
que aunque yo se que han quedado las secuelas, es mas cierto el futuro,...
el abrazo de un corazón, y la simiente, de su fruto, el amor y la bondad que diligente,...
pudiera ya retomar en un segundo,..., aquietar la mirada,..., un suspiro,...
de a poco, levemente, caminar aunque en paso lento, rescilente,..., emerger desde mi espacio,...


La voz que declama,..

Si en verdad que es cierto,...
¿como encontrar aquella palabra, aquel verbo,...
que sujete, que retome el donaire, el aletear de mariposas,...
que nos haga sorprendernos, maravillarnos, con la belleza,...
del crepúsculo, de las auroras?,...

El dulce trajinar de un nimio pájaro,..., que lo delinee,...

Y que forje un pleno sueño, más allá del hastío de la sorda violencia,..
de la conjugación de la negra maldad con la indiferencia compartida
y de tantos, silencios, ciegos, mudos testigos por centurias,...

De la muy pobre agonía, casi al borde de la muerte, de toda esperanza
ya perdida, extraviada, tan ausente, abandonada,...

Hay un grito que se exclama, que penetra todo el vasto cielo obscurecido,...
que desgarra, que se desploma, que parece vuela, que se exime, ella sola,...
que se libera y se expele, de esa alma subyugada ciertamente colapsada,..
la abandona,..., como paloma negra, pareciera como un cuervo de tan noche,...

Ay cadencias de las horas, que ellas se abren, que ellas pulsan,...
como un enorme péndulo, moviendo el universo, en un sentido o en otro,...
expandiendo, contrayendo,..., deveras que como pulsando,..

Habré de seguir estos derroteros, de las ánimas que vuelan, que transigen,...
con la realidad que ella nos esculpe, nos moldea, y que el alma, que subyace,...
deveras quiere, remontar esa vasta ola, este tsunami,..., que nos revuelca,...
nos envuelve, como una pequeña hoja, como un barco de papel en enorme tormenta,...

Lo bueno es, que después (lo he vivido), llega la serena, absoluta calma, el sosiego,...
parece transida el alma, la mirada, se relaja, parece muere, pero no,...
solo se desplaza ella muy suave, a la deriva, como onda suave, sigilosa,..

Se va, en verdad que se desliza,..., no importando todo aquello acontecido,...
todo en calma, en absoluta y bendita calma,..., la energía, parece quieta,...
no hay herida y tampoco gozo, sólo una muy leve cadencia de los tiempos, los segundos,...
los suspiros, los anhelos, que todavía están, aun persisten,...



La poesía, ¿podrá?,...


¿Acaso alcanza la poesía,...
a abrigar a un tierno pájaro que en vuelo pasa...
dejando la sensación que de libertad nos habla, aletea?,...

Transmitirnos, traducirnos, una lágrima incipiente,...
provenida desde el fondo ignoto de nuestra universa alma,...
¿si podría?,..

Traducir todos los colores manifiestos,...
de aquel ciego permanente en toda vida,...
¿pudiera?, ¿podría?,...

Abrigar a los corazones tan dolientes, pesarosos,...
transidos del dolor tan inefable de la trascendencia de un tierno pájaro,..
un ángel, una vida,...
¿podría?,...

Abrir los corazones como piedra, cincelados, pleniformes,..
ya sin vida, pareciera,..., como si se hubiera extinguido cualquier hálito
de alma,...
¿si podría?,...

¿Podría darle otra dimensión a la belleza, al amor como un enorme corolario,..
de posibilidades, traer un millón de miradas, para ver nuevos soles,.., percepciones,..
mirar bondad y belleza en corazones, macilentos, musitantes, rogantes,...
podría?,...

Dejo, sólo delineo estas líneas,...
que lo que en mi alcance, lo haré a mis pesares,...
vaya vida,..., sólo mi parte,...



Un poco mas,...

A mis sesenta años, en esta altura de mi vida, como que me veo obligado a ver los pormenores, los “detalles” de mi vida, hacer la disección (como la autopsia)¿que fue lo que paso?, ¿tomaron las placas, del que me atropelló? (y literal que así fue, hace muchos, muchos años, yo fui atropellado); gente de mi entorno me plantea, ¿ya para que?, ¿que caso tiene?, y es que yo al menos quisiera saber, no se si por puro morbo, identificar, que fue lo que se conjugó (y no sólo por la providencia y sus avatares) para verme inmerso en este bendito caos, vaya que sí, porque de otra manera, no me vería enfrentado  aún todavía, con esta mi realidad tan mía, tan propia, exclusiva, clara y categórica. En verdad que darme cuenta que realmente mi pereza, mi dejadez, mi baja fuerza, fue una de las verdaderas razones, sino es que la principal o primordial, para haber vivido mi vida, de una manera como totalmente “forzada”, como tomado o asido de la mano fuertemente y no ser “soltado” o liberado de ninguna manera, ella misma, esta nimia energía, me abandonaba a mi suerte y me dejaba, como un verdadero espectador de la hermosa o accidentada vida, como un “voyeur” empedernido, consuetudinario y en verdad que no, para nada me agradaba esta posición, esta postura; los amigos me mostraban, los devenires, los resultados de sus andanzas y yo ciertamente por dentro, me sonreía, como queriendo darme una tácita respuesta, “he allí, que no tuviste que equivocarte” y tantas veces, por mucho tiempo, me fueron creciendo los años, la “maleza” del jardín de mi vida (licencia poética, para decir, la pobreza de resultados significantes en mi vida), en verdad que casi siempre, evadiendo la determinación tan necesaria que se requiere para “aventarse”, para “resolverse”, no importar equivocarse (parece “cliche”, pero muy cierto), no importan los resultados que se dieran, pero tener el coraje de ejercer y tomar el control de mis actos, de mi vida, mis decisiones, el “saborearlas”, verme satisfecho o al menos realmente resignado o aquilatado por mi esfuerzo, yo mismo, no de nadie. En verdad que veo hacia atrás y ¿que es lo que percibo?, como me vi remontado en la ola de mi vida, como un suicida “surfista”, con tanto miedo, con los ojos como de plato y temblando como una hoja, observando, “palpando”, las enormes pasiones que se adentraron, en mi nimio corazón tan lánguido, tan indolente, como de trapo, era en verdad inminente tantos requiebros, de este pobre corazón y de esta nimia alma, tan precaria, que pensar y concebir la huida, por la puerta falsa era casi un axioma, porque no podía, realmente no podía, enfrentar con real valentía, todo lo que devendría, que los deberes como esposo, que los quehaceres, los hijos, su llegada, su enorme necesidad de ser arropados, protegidos y cuidados, prefería mi alma, languidecerse, abatirse, como un alcatraz sobre el agua, buscando su propia imagen, solamente, solamente; el buscar y otear en si mismo, verseando y hablando con esa muerte, preferir esto mil veces que enfrentar a los sucesos, evadirse tanto, tantos años, en verdad, que deveras, y ya luego por fin despertar con mucho frío, con una soledad apabullante allá en Queretaro, preguntarse una vez más: ¿y que he hecho?, han pasado ya quince años y por fin regresar una vez más (y que no fue la ultima), ha querer rescatar a los escombros, el desastre en que había abandonado esta vida, derruida, abatida, ya, ya, hasta aquí, creo ya, puedo dejar aquí esta oda, esta semblanza, esta referencia para mi perspectiva, que ya lo he dicho, no fue la única, mas ¿ahora que?, ¿que sigue?, ¿abandonarme por completo a los resultados, los efectos de esta cruenta, lánguida y sórdida vida?, ¿dejarme otra vez verme sujeto, abandonarme?, esto lo he repetido un ciento de veces, casi siempre, por eso el encono, el coraje, conmigo mismo, con mi gente, la vida; quisiera algo modificar al menos, manejar otra actitud, otra postura, hacerme pleno acreedor ya de mis actos pasivos o activos, serán todos míos, por allí habré de recomenzar, esta vez, en estos años (espero), ya que la “confianza”, de verdad que no la tengo, ni siquiera en mí (yo mismo me desconfió).

Ya, ¿que mas?, continuemos, en este bregar, en esta vida, con plena (ojala), consciencia, responsable de mis actos o no mis actos (mi pasividad), de mis decires y lo que me callo, ser cierta y totalmente responsable, sólo yo mismo. Eha,.., ya,..., a caminar,...